jueves, 30 de julio de 2009

Lo qué se oye por ahí: tomando el avión

La noticia saltaba a los medios de comunicación hace poco, con motivo del accidente de aéreo cerca de Brasil. Habían muerto más de 200 personas. Esto de leer las noticias en Internet en algunos de los periódicos que tienen su edición digital en la red, es una gozada. Puedes aumentar el tamaño para poder leer bien, es mucho más rápido, etc. Volviendo el tema de los accidentes de aviones, la verdad es que puede resultar el medio de transporte de pasajeros donde se dan menos accidentes y el más seguro. Pero será por lo espectacular de los accidentes por lo que todos terminamos enterándonos de que se ha estrellado un avión y de que no se ha salvado nadie. Esto es lo que se nos queda en la mente a la mayoría de nosotros. Y claro, cuando llega la hora de tener que viajar en un avión, ocurren situaciones de tensión y los nervios se ponen a flor de piel. Mi amigo ciego, me comenta, desde su manera de percibir el mundo que nos rodea, la situación que se produce pocos minutos antes de despegar el avión. Nadie mejor que él para darme esta información.
Las azafatas reparten los periódicos. El murmullo inicial de la entrada de los pasajeros se mantiene, pero lentamente va disminuyendo.
Una vez que todo el mundo se termina de acomodar en sus asientos, comienza los preparativos. Mientras el avión entra en la pista de despegue las azafatas dicen lo de siempre:
“Siguiendo normas de seguridad internacional seguidamente le informamos de la localización de las puertas y su uso en caso de emergencia” Después vienen las explicaciones de los chalecos salvavidas.
Tras esto, el murmullo casi desaparece y comienza a oírse sólo el pasar de las páginas de los periódicos. Señal evidente de que la tensión va en aumento y de que cada vez hay menos ganas de hablar con quien está a nuestro lado.
El avión continúa hacia la pista de despegue. Todo el mundo está sentado y al parecer casi todos han encontrado en el periódico lo que buscaban pues muy pocos hacen ruido pasando páginas. Mentira. La verdad es que cada vez se está más nervioso. Casi nadie habla ya. Poco a poco sólo se oye el sonido de la respiración de muchos pasajeros. Algún niño, ajeno por suerte a esta tensión, continúa con sus juegos y su charla.
El avión se para, listo ya para el despegue. La voz del capitán suena en el avión rompiendo la corta pero intensa espera:
“Despegue inminente”
Silencio. Sólo se oye el ruido de los motores mezclados con la respiración de los pasajeros. Ni una sola página de los periódicos se mueve.
Una vez que se enciende la luz que indica que se puede uno quitar el cinturón de seguridad, todo el avión se llena nuevamente del sonido de las charlas, las bromas y del pasar de las páginas del periódico.
La tensión ha disminuido. El miedo se hace más controlable. Los más acostumbrados a volar llegan hasta dormirse.
Bueno, de cualquier forma que nunca nos toque ni siquiera un solo contratiempo ni mucho menos...

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